Literatura contemporánea
lunes, 6 de diciembre de 2010
Carlos Monsiváis
Carlos Monsiváis
Carlos Monsiváis Aceves (Ciudad de México, 4 de mayo de 1938 - Ciudad de México, 19 de junio de 2010) fue uno de los escritores más importantes del México contemporáneo. Su capacidad crítica, su estatura intelectual y su peculiaridad estilística lo convirtieron en una de las voces más reconocibles del panorama cultural hispánico. De igual modo, su omnipresencia en múltiples foros (revistas, mesas redondas, programas de radio y televisión, periódicos, coloquios, museos, películas, antologías, prólogos, etc.) lo hizo una celebridad y uno de los personajes fundamentales de la ciudad de México. El escritor Adolfo Castañón, en su ensayo "Un hombre llamado ciudad", lo considera «el último escritor público en México», en el sentido en que "no sólo cualquier mexicano lo ha escuchado o leído, sino que todos pueden reconocerlo en la calle".
Obras
Crónicas/ensayos
Días de guardar (1970)
«Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX» en Historia General de México (1976)
Amor perdido (1976)
El crimen en el cine (1977)
Cultura urbana y creación intelectual. El caso mexicano (1981)
Cuando los banqueros se van (1982)
De qué se ríe el licenciado (una crónica de los 40) (1984)
Conferencias (1985)
El poder de la imagen y la imagen del poder. Fotografías de prensa del porfiriato a la época actual (1985)
Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza (1987)
Escenas de pudor y liviandad (1988)
El género epistolar. Un homenaje a manera de carta abierta (1991)
El teatro de los Insurgentes: 1953-1993 (1993)
Sin límite de tiempo con límite de espacio: arte, ciudad, gente, colección de Carlos Monsiváis (1993)
Rostros del cine mexicano (1993)
Por mi madre, bohemios I (1993)
Los mil y un velorios. Crónica de la nota roja (1994)
Luneta y galería (Atmósferas de la capital 1920-1959) (1994)
Los rituales del caos (1995)
Cultura popular mexicana (1995)
Aire de familia. Colección de Carlos Monsiváis (1995)
El bolero (1995)
Recetario del cine mexicano (1996)
Diez segundos del cine nacional (1996)
Del rancho al Internet (1999)
Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina (2000)
Las herencias ocultas del pensamiento liberal del siglo XIX (2000)
Las tradiciones de la imagen: Notas sobre poesía mexicana (2001)
Protestantismo, diversidad y tolerancia (2002)
Bolero: Clave del corazón (2004)
«No sin nosotros». Los días del terremoto 1985-2005 (2005)
Las herencias ocultas de la Reforma Liberal del Siglo XIX (2006)
Imágenes de la tradición viva (2006)
Las alusiones perdidas (2007)
El Estado laico y sus malquerientes (2008)
El 68, la tradición de la resistencia (2008)
Los mil y un velorios. Crónica de la nota roja en México (2009)
Antología personal (2009)
Apocalipstick (2009)
Historia mínima de la cultura mexicana en el siglo XX (2010)
Democracia, primera llamada. El movimiento estudiantil de 1968 (2010)
Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual (2010)
Textos biográficos (crónicas de vida y obra)
Carlos Monsiváis (autobiografía) (1966)
Celia Montalván (te brindas voluptuosa e impudente) (1982)
María Izquierdo (1986)
Luis García Guerrero (1987)
José Chávez Morado (1989)
Escenas mexicanas en la obra de Teresa Nava (1997)
Salvador Novo. Lo marginal en el centro (2000)
Adonde yo soy tú somos nosotros. Octavio Paz: crónica de vida y obra (2000)
Novoamor (2001)
Yo te bendigo, vida. Amado Nervo: Crónica de vida y obra (2002)
Leopoldo Méndez 1902-2002 (2002)
Carlos Pellicer: Iconografía (2003)
Annita Brenner: Visión de una época (2006)
Frida Kahlo (2007)
Rosa Covarrubias: Una americana que amó México (2007)
Pedro Infante: Las leyes del querer (2008)
Fábula
Nuevo catecismo para indios remisos (1982)
Libros en colaboración
Frida Kahlo. Una vida, una obra (1992) (con Rafael Vázquez Bayod)
A través del espejo: El cine mexicano y su público (1994) (con Carlos Bonfil)
Parte de guerra. Tlatelolco 1968. Documentos del general Marcelino García Barragán.
Los hechos y la historia (1999) (con Julio Scherer)
Parte de guerra II. Los rostros del 68 (2002) (con Julio Scherer)
Tiempo de saber (2003) (con Julio Scherer)
El centro histórico de la ciudad de México (2006) (con Francis Alÿs)
El viajero lúgubre: Julio Ruelas modernista, 1870-1907 (2007) (con Antonio Saborit y Teresa del Conde)
El hombre de negro (2007) (con Helioflores)
Antologías
La poesía mexicana del siglo XX (1966)
Poesía mexicana II, 1915-1979 (1979)
A ustedes les consta. Antología de la crónica en México (1980)
Lo fugitivo permanece. 21 cuentos mexicanos (1984)
La poesía mexicana II, 1915-1985 (1985)
Amado Nervo
Amado Nervo
Amado Nervo era el seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz, poeta y prosista mexicano, perteneciente al movimiento modernista. Nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, en ese entonces en Jalisco, hoy Nayarit, y murió en Montevideo, Uruguay el 24 de mayo de 1919. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana, no pudo ser miembro de número por residir en el extranjero.
Poeta, autor también de novelas y ensayos, al que se encasilla habitualmente como modernista por su estilo y su época, clasificación frecuentemente matizada por incompatible con el misticismo y tristeza del poeta, sobre todo en sus últimas obras, acudiéndose entonces a combinaciones más complejas de palabras terminadas en "-ismo", que intenta reflejar sentimiento religioso y melancolía, progresivo abandono de artificios técnicos, incluso de la rima, y elegancia en ritmos y cadencias como atributos del estilo de Nervo.
El sonoro nombre de Amado Nervo, frecuentemente tomado por seudónimo, era en realidad el que le habían dado al nacer, tras la decisión de su padre de simplificar su verdadero apellido, Ruiz de Nervo. Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado a un poeta.
Obras
El bachiller, novela de juventud (1895).
Perlas negras, poesía (1896).
Místicas, poesía (1898).
Poemas publicada en París (1901).
El éxodo y las flores del camino, poesía (1902).
Lira heroica, poesía (1902).
Los jardines interiores, poesía (1905).
Almas que pasan, prosa (1906).
En voz baja, poesía (1909).
Ellos, prosa.
Juana de Asbaje, ensayo, biografía de Sor Juana Inés de la Cruz (1910).
Serenidad, poesía (1912).
Mis filosofías, ensayo (1912).
Elevación, poesía (1916).
El diablo desinteresado, novela (1916).
Plenitud, poesía (1918).
El estanque de los lotos, poesía (1919).
El arquero divino, poesía., también póstuma (1919).
Los balcones, novela (1922).
La amada inmóvil, poesía, obra póstuma en cuanto a su publicación (1922).
Gratia plena
La raza de bronce
Éxtasis
Octavio Paz
Octavio Paz
Octavio Paz Lozano (* México, D.F., 31 de marzo de 1914 - Ibídem, 19 de abril de 1998) fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, fue miembro de El Colegio Nacional y ganador del premio Nobel de Literatura (1990). Se le considera uno de los más grandes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos. Fue un escritor prolífico cuya obra abarcó varios géneros, entre los que sobresalieron textos poéticos, el ensayo y traducciones diversas.
Premios y distinciones
Recibió el Premio Xavier Villaurrutia en 1957 por su libro El arco y la lira.
Ingresó en El Colegio Nacional el 1 de agosto de 1967.
Fue miembro de honor de la Academia Mexicana de la Lengua.
Fue ganador del Premio Nacional de Literatura en 1977 por el gobierno de México.
En 1977 recibió el Premio Jerusalén.
En 1981 recibió el Premio Miguel de Cervantes.
En 1984 recibió el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán.
En 1985 recibió el Premio Internacional Alfonso Reyes.
En 1987 recibió el Premio Internacional Menéndez Pelayo.
En 1990 recibió el Premio Nobel de Literatura.
En 1993 su revista Vuelta obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
En 1998 se le otorgó el Premio Nacional de Periodismo de México, en reconocimiento a su trayectoria.
Recibió los premios Ollin Yoliztli y T. S. Eliot.
Experimentación e inconformismo pueden ser dos de las palabras que mejor definen su labor poética, pero es un poeta difícil de encasillar. Ninguna de las etiquetas adjudicadas por los críticos encaja con su poesía: poeta neomodernista en sus comienzos; más tarde, poeta existencial; y, en ocasiones, poeta con tintes de surrealismo. Ninguna etiqueta le cuadra y ninguna le sobra. En realidad, se trata de un poeta que no echó raíces en ningún movimiento porque siempre estuvo alerta ante los cambios que se iban produciendo en el campo de la poesía y siempre estuvo experimentando, de modo que su poesía acabó por convertirse en una manifestación muy personal y original. Además, se trata de un poeta de gran lirismo cuyos versos contienen imágenes de gran belleza.
Después de la preocupación social, presente en sus primeros libros, comenzó a tratar temas de raíz existencial, como la soledad y la incomunicación. Una de las obsesiones más frecuentes en sus poemas es el deseo de huir del tiempo, lo que lo llevó a la creación de una poesía espacial cuyos poemas fueron bautizados por el propio autor con el nombre de topoemas (de topos + poema). Esto es lo que significa poesía espacial: poesía opuesta a la típica poesía temporal y discursiva. Se trata de una poesía intelectual y minoritaria, casi metafísica en la que además de signos lingüísticos se incluyen signos visuales. En los topoemas, igual que ocurría en la poesía de los movimientos de vanguardia, se le da importancia al poder sugerente y expresivo de las imágenes plásticas. No cabe duda de que en la última poesía de Octavio Paz hay bastante esoterismo, pero, al margen de ello, toda su poesía anterior destaca por su lirismo y por el sentido mágico que el autor da a las palabras.
Pablo Neruda
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973) conocido por el seudónimo y, más tarde (1946), el nombre legal de Pablo Neruda, fue un poeta y militante comunista chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo, siendo llamado por el novelista Gabriel García Márquez "el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma". También fue un destacado activista político, siendo senador de la República, integrante del Comité Central del Partido Comunista y precandidato a la presidencia de su país. Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio Nobel de Literatura en1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. En palabras del crítico Harold Bloom, "ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él".
El 21 de octubre de 1971 le es concedido el Premio Nobel de Literatura. Viaja a Estocolmo a recibirlo el 10 de diciembre de 1971. En sus Memorias el poeta recuerda: “El anciano monarca nos daba la mano a cada uno; nos entregaba el diploma, la medalla y el cheque (...) Se dice (o se lo dijeron a Matilde para impresionarla) que el rey estuvo más tiempo conmigo que con los otros laureados, que me apretó la mano con evidente simpatía. Tal vez haya sido una reminiscencia de la antigua gentileza palaciega hacia los juglares”. Neruda recibió una sorpresa de varios escritores famosos que lo admiraban por sus obras y además por su vida ejemplar. Entre los escritores estaban Octavio Paz, Gumercindo Arguaye y Gabriel García Márquez.
Escritores vivos y la tradición: Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez
Gabriel José de la Concordia García Márquez (nacido en la Región Caribe, en el municipio de Aracataca, Magdalena; el 6 de marzo de 1927) es un novelista colombiano, escritor de cuentos, guionista y periodista. Es conocido familiarmente y por sus amigos como Gabito, (hipocorístico guajiro para Gabriel), o por su apócope Gabo desde que Eduardo Zalamea Borda subdirector del diario bogotano El Espectador, comenzara a llamarle así.
El genio, la popularidad y el carisma de Gabriel García Márquez lo hacen incomparable y distinguido entre los autores de la lengua española durante la segunda mitad del siglo XX, y en 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Gabriel García Márquez ha sido inextricablemente relacionado con el género literario del realismo mágico. Su obra más conocida, la novela Cien años de soledad, es considerada una de las más representativas de este género. De esta novela la Real Academia Española con la Asociación de Academias de la Lengua Española, por considerarla parte de los grandes clásicos hispánicos de todos los tiempos, lanzaron en 2007 una edición popular conmemorativa cuyo texto fue revisado por el propio Gabriel García Márquez
Lo que hace que Gabriel García Márquez sea tan famoso no es solamente su genio como escritor, sino su habilidad de usar este talento para compartir sus ideológicas políticas. Un ejemplo de su participación política es su amistad con el líder cubano Fidel Castro, una relación que ha causado mucha controversia en el mundo literario y político.
Literatura actual
LA LITERATURA HISPANOAMERICANA:
Los diecinueve países americanos de habla española presentan unas peculiaridades que conviene tener presentes.
-La naturaleza, con sus proporciones grandiosas: la cordillera, la pampa, la selva amazónica... Sus fuerzas telúricas acompañan a las peripecias humanas en la obra de los escritores.
-El mestizaje, con su alcance humano y cultural. Blancos, indios, negros, mestizos, mulatos... estarán presentes en la literatura con sus problemas. Y además, la simbiosis de las tradiciones indígenas y la española es un fenómeno fundamental.
-Las desigualdades sociales, derivadas de una explotación de las inmensas riquezas por grandes potencias extranjeras con la complicidad de las oligarquías conservadoras nacionales. Frente a éstas, grandes masas paupérrimas (indios y mestizos). Buena parte de la producción literaria denunciará tal estado de cosas.
-La inestabilidad política, resultado de lo anterior. La oligarquía inspira “gobiernos fuertes”; en los sectores intermedios apuntan soluciones democráticas liberales. El resultado es la conocida sucesión de revoluciones y contrarrevoluciones. Es natural que los escritores tomen partido ante tan dramáticos procesos.
La producción literaria de estos países en lo que v de siglo en ingente: hay manuales que censan no menos de 1.500 escritores. Dentro de este siglo se pueden destacar las siguientes etapas con sus tendencias dominantes:
-Años iniciales del siglo: plenitud del Modernismo en poesía. La novela, en cambio sigue fiel al Realismo.
-A partir de 1920: nuevas tendencias poéticas (poesía sencilla o vanguardista); en novela, se consolida un realismo con temas americanos e intención social.
-En los años 40 y 50 se producen experiencias renovadoras en la narrativa, compatibles con los acentos sociales, que se incrementan en la poesía.
-Los años 60 y 70 son, ante todo, los del llamado “Boom” de la novela mundial y cuyo esplendor llega hasta hoy.
La poesía
De 1940 a hoy, la proliferación de corrientes y grupos es extraordinaria, como corresponde a un horizonte geográfico tan extenso y complejo. He aquí algunas tendencias destacadas:
-Pervivencia de la poesía pura o de la vanguardista.
-Poesía comprometida, cuyo modelo es el Canto general de Neruda (1950).
-Poesía de tono existencialista.
-Nuevas corrientes experimentales.
La narrativa
A partir de 1960 en el llamado “Boom” los lectores europeos descubren con asombro autores como Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez... Ellos y otros sitúan a la novela hispanoamericana, a la cabeza de la narrativa mundial del momento.
Estos nuevos novelistas continuaban las innovaciones señaladas en el apartado anterior, las llevaban más lejos y aportaban nuevos recursos. Así, se confirma la ampliación temática, los nuevos tratamientos de lo rural y el “realismo mágico”; se avanza en la renovación de las técnicas narrativas; se enriquece el lenguaje con diversas experiencias... En suma, un derroche de creatividad.
En estos últimos años, la narrativa ha alcanzado un auge extraordinario. La publicación de novelas se ha multiplicado y lo mismo puede decirse de los relatos cortos. El interés que despierta la nueva narrativa queda patente por la proliferación de reseñas in publicaciones periódicas, la frecuente aparición de escritores en los medios de comunicación, los numerosos premios literarios que se conceden y el interés con que el publico recibe la novedades.
-Temas, tendencias y caracteres:
Los autores siguen tendencias muy variadas, en gran medida por la causas antedichas: la libertas total para la creación una vez rotas las trabas de la censura y finalizados lo lazos con el compromiso político; la comunicación masiva con todo tipo de novedades y tendencias; y la fragmentación ideológica del pensamiento occidental.
Desde finales de los años setenta se observa el abandono de la actitud combativa propia de los autores del realismo social, la decadencia de lo experimental y la recuperación del argumento. Los novelistas, en efecto, no escriben sus obras para manifestar sus convicciones e influir sobre la sociedad, ni tampoco como mero ejercicio retórico, sino que buscan temas interesantes y tratan de desarrollarlos con la mayor amenidad posible valiéndose de los recursos narrativos tradicionales.
Entre los elementos que dan cierta cohesión a la narrativa española actual cabe destacar los siguientes caracteres:
-Tendencia a la subjetividad y al intimismo, frecuente en aquellas novelas de tono existencial en las que se presenta a un protagonista algo desvalido o inseguro, que busca su identidad, sus raíces familiares, o intenta hallar un sentido a su vida.
-Proliferación de personajes mediocres, escépticos y moralmente indefinidos
-Abundancia de novelas de tono humorístico y de tonos líricos o nostálgicos.
-Preferencia por los temas urbanos, aunque los ambientes rurales y las interpretaciones idílicas de la naturaleza no son infrecuentes.
-flexibilización de la estructura narrativa, que, en general, se pone al servicio de la expresividad y de la eficacia narrativa.
-Preocupación muy acusada por el lenguaje y búsqueda de un estilo personal.
-Gusto por las referencias culturales.
El crítico Santos Sanz Villanueva agrupa la producción, novelística posterior a 1975 en subgéneros narrativos de carácter temático. Su clasificación nos sirve de base para ver las corrientes más representativas de la narrativa actual.
-Novela negra o de tema policiaco. Posiblemente los autores mas representativos de esta tendencia sean Manuel Vázquez Montalbán y Eduardo Mendoza. También han trabajado en esta línea Antonio Muñoz Molina, en el invierno en Lisboa o Beltenebros, y Juan José Millás, en Visión de la noche.
-Novela histórica. Esta tendencia, también en boga en otros países, produce evocaciones, a veces muy bien documentadas, de acontecimientos o personajes del pasado. Han cultivado la novela histórica, entre otros, José María Merino (El oro de los sueños), Julio Llamazares (Luna de lobos), Javier Alfaya (Encima de o la memoria frígida)y Antonio Muñoz Molina (El jinete polaco).
-Novela culturalista. El culturalismo puede definirse por su heterogeneidad: evocaciones minuciosas del pasado recreaciones de ambientes refinados relacionados con el mundo de los artistas, asuntos mitológicos o reflexiones sobre el proceso creativo. La novela El centro del aire, de José María Merino, podría constituir un buen ejemplo de novela culturalista.
-Novela intimista. Se trata de narraciones que, con un tono lírico muy acusado, tratan problemas humanos relacionados con la búsqueda persona. Ejemplos de novelas intimistas son La lluvia amarilla, de Julio llamazares, El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, El sur, de Adelaida García Morales, o Todos mienten, de Soledad Puértolas.
-Oreas tendencias. Bajo este rótulo tan impreciso, se pueden catalogar las novelas que intentan una revitalización de la novela tradicional, como por ejemplo, Juegos de la edad tardía, de José Luis Landero y La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez.
Los diecinueve países americanos de habla española presentan unas peculiaridades que conviene tener presentes.
-La naturaleza, con sus proporciones grandiosas: la cordillera, la pampa, la selva amazónica... Sus fuerzas telúricas acompañan a las peripecias humanas en la obra de los escritores.
-El mestizaje, con su alcance humano y cultural. Blancos, indios, negros, mestizos, mulatos... estarán presentes en la literatura con sus problemas. Y además, la simbiosis de las tradiciones indígenas y la española es un fenómeno fundamental.
-Las desigualdades sociales, derivadas de una explotación de las inmensas riquezas por grandes potencias extranjeras con la complicidad de las oligarquías conservadoras nacionales. Frente a éstas, grandes masas paupérrimas (indios y mestizos). Buena parte de la producción literaria denunciará tal estado de cosas.
-La inestabilidad política, resultado de lo anterior. La oligarquía inspira “gobiernos fuertes”; en los sectores intermedios apuntan soluciones democráticas liberales. El resultado es la conocida sucesión de revoluciones y contrarrevoluciones. Es natural que los escritores tomen partido ante tan dramáticos procesos.
La producción literaria de estos países en lo que v de siglo en ingente: hay manuales que censan no menos de 1.500 escritores. Dentro de este siglo se pueden destacar las siguientes etapas con sus tendencias dominantes:
-Años iniciales del siglo: plenitud del Modernismo en poesía. La novela, en cambio sigue fiel al Realismo.
-A partir de 1920: nuevas tendencias poéticas (poesía sencilla o vanguardista); en novela, se consolida un realismo con temas americanos e intención social.
-En los años 40 y 50 se producen experiencias renovadoras en la narrativa, compatibles con los acentos sociales, que se incrementan en la poesía.
-Los años 60 y 70 son, ante todo, los del llamado “Boom” de la novela mundial y cuyo esplendor llega hasta hoy.
La poesía
De 1940 a hoy, la proliferación de corrientes y grupos es extraordinaria, como corresponde a un horizonte geográfico tan extenso y complejo. He aquí algunas tendencias destacadas:
-Pervivencia de la poesía pura o de la vanguardista.
-Poesía comprometida, cuyo modelo es el Canto general de Neruda (1950).
-Poesía de tono existencialista.
-Nuevas corrientes experimentales.
La narrativa
A partir de 1960 en el llamado “Boom” los lectores europeos descubren con asombro autores como Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez... Ellos y otros sitúan a la novela hispanoamericana, a la cabeza de la narrativa mundial del momento.
Estos nuevos novelistas continuaban las innovaciones señaladas en el apartado anterior, las llevaban más lejos y aportaban nuevos recursos. Así, se confirma la ampliación temática, los nuevos tratamientos de lo rural y el “realismo mágico”; se avanza en la renovación de las técnicas narrativas; se enriquece el lenguaje con diversas experiencias... En suma, un derroche de creatividad.
En estos últimos años, la narrativa ha alcanzado un auge extraordinario. La publicación de novelas se ha multiplicado y lo mismo puede decirse de los relatos cortos. El interés que despierta la nueva narrativa queda patente por la proliferación de reseñas in publicaciones periódicas, la frecuente aparición de escritores en los medios de comunicación, los numerosos premios literarios que se conceden y el interés con que el publico recibe la novedades.
-Temas, tendencias y caracteres:
Los autores siguen tendencias muy variadas, en gran medida por la causas antedichas: la libertas total para la creación una vez rotas las trabas de la censura y finalizados lo lazos con el compromiso político; la comunicación masiva con todo tipo de novedades y tendencias; y la fragmentación ideológica del pensamiento occidental.
Desde finales de los años setenta se observa el abandono de la actitud combativa propia de los autores del realismo social, la decadencia de lo experimental y la recuperación del argumento. Los novelistas, en efecto, no escriben sus obras para manifestar sus convicciones e influir sobre la sociedad, ni tampoco como mero ejercicio retórico, sino que buscan temas interesantes y tratan de desarrollarlos con la mayor amenidad posible valiéndose de los recursos narrativos tradicionales.
Entre los elementos que dan cierta cohesión a la narrativa española actual cabe destacar los siguientes caracteres:
-Tendencia a la subjetividad y al intimismo, frecuente en aquellas novelas de tono existencial en las que se presenta a un protagonista algo desvalido o inseguro, que busca su identidad, sus raíces familiares, o intenta hallar un sentido a su vida.
-Proliferación de personajes mediocres, escépticos y moralmente indefinidos
-Abundancia de novelas de tono humorístico y de tonos líricos o nostálgicos.
-Preferencia por los temas urbanos, aunque los ambientes rurales y las interpretaciones idílicas de la naturaleza no son infrecuentes.
-flexibilización de la estructura narrativa, que, en general, se pone al servicio de la expresividad y de la eficacia narrativa.
-Preocupación muy acusada por el lenguaje y búsqueda de un estilo personal.
-Gusto por las referencias culturales.
El crítico Santos Sanz Villanueva agrupa la producción, novelística posterior a 1975 en subgéneros narrativos de carácter temático. Su clasificación nos sirve de base para ver las corrientes más representativas de la narrativa actual.
-Novela negra o de tema policiaco. Posiblemente los autores mas representativos de esta tendencia sean Manuel Vázquez Montalbán y Eduardo Mendoza. También han trabajado en esta línea Antonio Muñoz Molina, en el invierno en Lisboa o Beltenebros, y Juan José Millás, en Visión de la noche.
-Novela histórica. Esta tendencia, también en boga en otros países, produce evocaciones, a veces muy bien documentadas, de acontecimientos o personajes del pasado. Han cultivado la novela histórica, entre otros, José María Merino (El oro de los sueños), Julio Llamazares (Luna de lobos), Javier Alfaya (Encima de o la memoria frígida)y Antonio Muñoz Molina (El jinete polaco).
-Novela culturalista. El culturalismo puede definirse por su heterogeneidad: evocaciones minuciosas del pasado recreaciones de ambientes refinados relacionados con el mundo de los artistas, asuntos mitológicos o reflexiones sobre el proceso creativo. La novela El centro del aire, de José María Merino, podría constituir un buen ejemplo de novela culturalista.
-Novela intimista. Se trata de narraciones que, con un tono lírico muy acusado, tratan problemas humanos relacionados con la búsqueda persona. Ejemplos de novelas intimistas son La lluvia amarilla, de Julio llamazares, El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, El sur, de Adelaida García Morales, o Todos mienten, de Soledad Puértolas.
-Oreas tendencias. Bajo este rótulo tan impreciso, se pueden catalogar las novelas que intentan una revitalización de la novela tradicional, como por ejemplo, Juegos de la edad tardía, de José Luis Landero y La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez.
Novela psicológica
Novela psicológica
La novela psicológica o novela de análisis psicológico, también conocida como realismo psicológico, es una obra de ficción en prosa que enfatiza la caracterización interior de sus personajes, sus motivos, circunstancias y acción interna que nace y se desarrolla a partir de la acción externa. La novela psicológica "pospone la narración a la descripción de los estados de ánimo, pasiones y conflictos psicológicos" de los personajes.
La novela psicológica no relata simplemente lo que ocurre, sino que explica el por qué y la finalidad de esta acción. En esta clase de literatura, el personaje y su caracterización son más importantes de lo normal, y profundizan más en la mente del personaje que las novelas de otro tipo. La novela psicológica puede llamarse la novela del "hombre interior".
En muchos casos, se usan las técnicas del flujo de conciencia o monólogo interior, para ilustrar mejor el trabajo interno de la mente humana. También pueden incluirse flashbacks. Otro recurso utilizado para indagar en el interior del personaje es a través de textos directamente emanados del personaje, como diarios íntimos o cartas
Ejemplos
La Novela de Genji, escrito en el Japón del siglo XI es considerada la primera novela psicológica.
En la literatura occidental, los orígenes de la novela psicológica pueden remontarse en La Fiammetta (1344) de Giovanni Boccaccio, esto es, antes de que se acuñara el término psicología. Otro ejemplo es Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
El primer auge de la novela psicológica como un género novelístico se establece con la novela sentimental de la que Pamela o la virtud recompensada de Samuel Richardson es un primer ejemplo. Su fuerza descansa precisamente en el conocimiento del corazón humano, delineando el sentimiento, sus cambios; el motivo dominante de la obra es ese análisis minucioso de los sentimientos de su protagonista, captando claramente las emociones.
La princesa de Clèves (siglo XVII), de Madame de La Fayette es considerada una primera precursora de la novela psicológica. Posteriormente, la novela psicológica por excelencia en francés es Rojo y negro de Stendhal.
Grandes novelas psicológicas son las de Dostoievski.
En su obra más conocida, Crimen y Castigo, la novela psicológica alcanza su perfección más absoluta, debatiendo al individuo entre la aceptación de un tormento o la justificación de su acto.
En España se cultivó esta corriente dentro del realismo decimonónico, por autores como Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán y Armando Palacio Valdés.
La novela psicológica o novela de análisis psicológico, también conocida como realismo psicológico, es una obra de ficción en prosa que enfatiza la caracterización interior de sus personajes, sus motivos, circunstancias y acción interna que nace y se desarrolla a partir de la acción externa. La novela psicológica "pospone la narración a la descripción de los estados de ánimo, pasiones y conflictos psicológicos" de los personajes.
La novela psicológica no relata simplemente lo que ocurre, sino que explica el por qué y la finalidad de esta acción. En esta clase de literatura, el personaje y su caracterización son más importantes de lo normal, y profundizan más en la mente del personaje que las novelas de otro tipo. La novela psicológica puede llamarse la novela del "hombre interior".
En muchos casos, se usan las técnicas del flujo de conciencia o monólogo interior, para ilustrar mejor el trabajo interno de la mente humana. También pueden incluirse flashbacks. Otro recurso utilizado para indagar en el interior del personaje es a través de textos directamente emanados del personaje, como diarios íntimos o cartas
Ejemplos
La Novela de Genji, escrito en el Japón del siglo XI es considerada la primera novela psicológica.
En la literatura occidental, los orígenes de la novela psicológica pueden remontarse en La Fiammetta (1344) de Giovanni Boccaccio, esto es, antes de que se acuñara el término psicología. Otro ejemplo es Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
El primer auge de la novela psicológica como un género novelístico se establece con la novela sentimental de la que Pamela o la virtud recompensada de Samuel Richardson es un primer ejemplo. Su fuerza descansa precisamente en el conocimiento del corazón humano, delineando el sentimiento, sus cambios; el motivo dominante de la obra es ese análisis minucioso de los sentimientos de su protagonista, captando claramente las emociones.
La princesa de Clèves (siglo XVII), de Madame de La Fayette es considerada una primera precursora de la novela psicológica. Posteriormente, la novela psicológica por excelencia en francés es Rojo y negro de Stendhal.
Grandes novelas psicológicas son las de Dostoievski.
En su obra más conocida, Crimen y Castigo, la novela psicológica alcanza su perfección más absoluta, debatiendo al individuo entre la aceptación de un tormento o la justificación de su acto.
En España se cultivó esta corriente dentro del realismo decimonónico, por autores como Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán y Armando Palacio Valdés.
Literatura femenina y feminista
El feminismo en la literatura y en la sociedad actual
La literatura comprometida es el tipo de literatura que expresa los problemas de una sociedad a partir de una historia ficcional. Esta no tiene por qué ser verosímil. Por ejemplo, existen grandes obras de la literatura, como 1984, de George Orwell, que no reflejan la realidad de una manera directa, sino a través de la ciencia ficción, pero aún así, implican una crítica.
La literatura feminista es un ejemplo de este tipo de literatura. El feminismo se ve reflejado en distintas obras a partir de una reflexión sobre el rol de la mujer en la sociedad. A través de personajes, como Laura Brown en The Hours (Las horas), una novela de Michael Cunningham que se llegó también al cine en el 2002, se expresa la frustración de la mujer en una sociedad sexista.
El feminismo es una ideología, filosofía y ética y una propuesta social que intenta mejorar la calidad de vida de las mujeres y proponer la igualdad social a través de la liberación de la mujer y la oposición al sexismo basado en el machismo y la misoginia, a la opresión, la exclusión, la dependencia y la subordinación de la mujer.
Existen infinitas obras literarias en donde el feminismo se hace presente. Todas estas obras comparten un mismo fin: reflejar una crítica hacia una sociedad marcada por sus costumbres y tradiciones históricas en donde la mujer tiene un papel secundario y degradante. Al mismo tiempo, a través de la escritura, muchos autores han tratado también de difundir la conciencia entre los lectores sobre este tema.
El feminismo en la literatura surge por un problema social existente; no es una situación ficcional, a pesar de estar expresada en muchas obras de ficción. Durante muchos siglos, la mujer sufrió las consecuencias de vivir en un mundo dominado por los hombres, sin derecho a pensar o actuar por sí misma. En la novela Las horas, podemos percibir esto en el personaje de Laura Brown, una mujer cuyo destino estaba establecido por la sociedad. Casada y con un hijo, Richy, quien también es un personaje importante en la obra, Laura no parece aceptar su posición en la sociedad. Envidia a Virginia Woolf, una de sus escritoras favoritas y una importante novelista feminista y editora nacida a fines del siglo XIX, quien, a diferencia de Laura, pudo llegar a ser una figura importante, una escritora exitosa. Laura también anhela poder lograr proyectos por sí sola y dejar de ser sólo una ama de casa dedicada a su esposo, a sus hijos y a las tareas del hogar, y esto se ve reflejado en su persistencia por lograr hacer el mejor pastel de cumpleaños para su esposo. El pastel es un símbolo de su deseo por alcanzar algo grande en la vida, pero ella sabe que su posición social como mujer nunca le permitirá llegar a nada. Cuando decide escaparse y abandonar a su familia, lo que realmente se trata de representar es su frustración y necesidad de liberación.
Aún hoy se puede percibir este problema social. Gracias a la ideología feminista, que tuvo su auge en los 60 cuando se intensificó el activismo por los derechos humanos de las mujeres, la mujer llegó muy lejos. Sin embargo, ésta es la realidad en muchos países occidentales, pero existen muchas culturas en las que la mujer todavía está confinada a su rol subordinado, bajo la opresión de los hombres y sin ningún privilegio.
A sí mismo, el sexismo es parte de toda sociedad occidental, en donde es totalmente aceptado que la mujer sea un elemento sexual para la satisfacción del hombre. Muchas mujeres ganan mucho más dinero que lingüistas, abogadas, médicas, y otras profesionales, prostituyéndose o exhibiéndose. Esta realidad deprimente de la sociedad actual conduce a las mujeres a este tipo de vida. A las niñas desde muy pequeñas se las incentiva, ya sea por la publicidad en la televisión y otros medios, a ser consumistas y superficiales, a operarse las mamas y a comprar ropa sensual. Muchas mujeres ya maduras dedican gran parte de su vida a su imagen desde un punto de vista sexual y no profesional.
Lamentablemente, los cambios en la sociedad pueden llevar siglos en manifestarse, especialmente cuando existe un peso histórico tan importante y tan difícil de olvidar. La mujer de hoy en muchas culturas es más libre e independiente, pero el sexismo aún no desaparece.
La literatura comprometida es el tipo de literatura que expresa los problemas de una sociedad a partir de una historia ficcional. Esta no tiene por qué ser verosímil. Por ejemplo, existen grandes obras de la literatura, como 1984, de George Orwell, que no reflejan la realidad de una manera directa, sino a través de la ciencia ficción, pero aún así, implican una crítica.
La literatura feminista es un ejemplo de este tipo de literatura. El feminismo se ve reflejado en distintas obras a partir de una reflexión sobre el rol de la mujer en la sociedad. A través de personajes, como Laura Brown en The Hours (Las horas), una novela de Michael Cunningham que se llegó también al cine en el 2002, se expresa la frustración de la mujer en una sociedad sexista.
El feminismo es una ideología, filosofía y ética y una propuesta social que intenta mejorar la calidad de vida de las mujeres y proponer la igualdad social a través de la liberación de la mujer y la oposición al sexismo basado en el machismo y la misoginia, a la opresión, la exclusión, la dependencia y la subordinación de la mujer.
Existen infinitas obras literarias en donde el feminismo se hace presente. Todas estas obras comparten un mismo fin: reflejar una crítica hacia una sociedad marcada por sus costumbres y tradiciones históricas en donde la mujer tiene un papel secundario y degradante. Al mismo tiempo, a través de la escritura, muchos autores han tratado también de difundir la conciencia entre los lectores sobre este tema.
El feminismo en la literatura surge por un problema social existente; no es una situación ficcional, a pesar de estar expresada en muchas obras de ficción. Durante muchos siglos, la mujer sufrió las consecuencias de vivir en un mundo dominado por los hombres, sin derecho a pensar o actuar por sí misma. En la novela Las horas, podemos percibir esto en el personaje de Laura Brown, una mujer cuyo destino estaba establecido por la sociedad. Casada y con un hijo, Richy, quien también es un personaje importante en la obra, Laura no parece aceptar su posición en la sociedad. Envidia a Virginia Woolf, una de sus escritoras favoritas y una importante novelista feminista y editora nacida a fines del siglo XIX, quien, a diferencia de Laura, pudo llegar a ser una figura importante, una escritora exitosa. Laura también anhela poder lograr proyectos por sí sola y dejar de ser sólo una ama de casa dedicada a su esposo, a sus hijos y a las tareas del hogar, y esto se ve reflejado en su persistencia por lograr hacer el mejor pastel de cumpleaños para su esposo. El pastel es un símbolo de su deseo por alcanzar algo grande en la vida, pero ella sabe que su posición social como mujer nunca le permitirá llegar a nada. Cuando decide escaparse y abandonar a su familia, lo que realmente se trata de representar es su frustración y necesidad de liberación.
Aún hoy se puede percibir este problema social. Gracias a la ideología feminista, que tuvo su auge en los 60 cuando se intensificó el activismo por los derechos humanos de las mujeres, la mujer llegó muy lejos. Sin embargo, ésta es la realidad en muchos países occidentales, pero existen muchas culturas en las que la mujer todavía está confinada a su rol subordinado, bajo la opresión de los hombres y sin ningún privilegio.
A sí mismo, el sexismo es parte de toda sociedad occidental, en donde es totalmente aceptado que la mujer sea un elemento sexual para la satisfacción del hombre. Muchas mujeres ganan mucho más dinero que lingüistas, abogadas, médicas, y otras profesionales, prostituyéndose o exhibiéndose. Esta realidad deprimente de la sociedad actual conduce a las mujeres a este tipo de vida. A las niñas desde muy pequeñas se las incentiva, ya sea por la publicidad en la televisión y otros medios, a ser consumistas y superficiales, a operarse las mamas y a comprar ropa sensual. Muchas mujeres ya maduras dedican gran parte de su vida a su imagen desde un punto de vista sexual y no profesional.
Lamentablemente, los cambios en la sociedad pueden llevar siglos en manifestarse, especialmente cuando existe un peso histórico tan importante y tan difícil de olvidar. La mujer de hoy en muchas culturas es más libre e independiente, pero el sexismo aún no desaparece.
viernes, 3 de diciembre de 2010
Ciencia Ficción
La ciencia ficción es la denominación popular con que se conoce a uno de los géneros derivados de la literatura de ficción, junto con la literatura fantástica y la narrativa de terror. Nacida como subgénero literario distinguido en la década de 1920 (aunque hay obras reconocibles muy anteriores) y exportada posteriormente a otros medios, como el cinematográfico, historietístico y televisivo, gozó de un gran auge en la segunda mitad del siglo XX debido al interés popular acerca del futuro que despertó el espectacular avance tanto científico como tecnológico alcanzado durante esos años.
Es un género especulativo que relata acontecimientos posibles desarrollados en un marco espacio-temporal puramente imaginario, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades (viajes interestelares, conquista del espacio, consecuencias de una hecatombe terrestre o cósmica, evolución humana sobrevenidas por mutaciones, evolución de los robots, realidad virtual, existencia de civilizaciones alienígenas, etc.). Esta acción puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario espacios físicos (reales o imaginarios, terrestres o extraterrestres) o el espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta desembocar en lo artificial de la creación humana (robot, androide, ciborg) o en criaturas no antropomórficas.
Es un género especulativo que relata acontecimientos posibles desarrollados en un marco espacio-temporal puramente imaginario, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades (viajes interestelares, conquista del espacio, consecuencias de una hecatombe terrestre o cósmica, evolución humana sobrevenidas por mutaciones, evolución de los robots, realidad virtual, existencia de civilizaciones alienígenas, etc.). Esta acción puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario espacios físicos (reales o imaginarios, terrestres o extraterrestres) o el espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta desembocar en lo artificial de la creación humana (robot, androide, ciborg) o en criaturas no antropomórficas.
Existencialismo
El existencialismo es un movimiento filosófico que resalta el papel crucial de la existencia, de la libertad y la elección individual, que gozó de gran influencia en distintos escritores de los siglos XIX y XX.
Temas principales
Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes a todos los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere un tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección.
Individualismo moral
La mayoría de los filósofos desde Platón han mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca de la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí… la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que uno ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales, objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. El filósofo alemán del siglo XIX Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales.
Subjetividad
Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y actuar según las convicciones propias son factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más alta que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros escritores existencialistas fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que la mayoría de los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las
materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han
sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia.
Elección y compromiso
Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Los existencialistas mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés del siglo XX Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.
Temor y angustia
Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó temor. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La palabra angustia posee un papel decisivo similar en el trabajo del filósofo alemán del siglo XX Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra náusea se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del universo, y la palabra angustia para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento.
Historia
El existencialismo, como movimiento filosófico y literario, pertenece a los siglos XIX y XX, pero se pueden encontrar elementos de existencialismo en el pensamiento (y vida) de Sócrates, en la Biblia y en la obra de muchos filósofos y escritores premodernos.
Pascal
El primero que anticipó las principales inquietudes del existencialismo moderno fue el filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal. Pascal rechazó el vigoroso racionalismo de su contemporáneo René Descartes, afirmando en sus Pensées (Pensamientos, 1670) que una filosofía sistemática que se considera capaz de explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo. Al igual que los escritores existencialistas posteriores, contempló la vida humana en términos de paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma paradoja y contradicción.
Kierkegaard
Kierkegaard, considerado como el fundador del existencialismo moderno, reaccionó contra el idealismo absoluto sistemático del filósofo alemán del siglo XIX Georg Wilhelm Friedrich Hegel, que afirmó haber encontrado un entendimiento racional total de la humanidad y de la historia. Kierkegaard, por el contrario, resaltó la ambigüedad y lo absurdo de la situación humana. La respuesta individual a esta situación tiene que ser vivir una existencia comprometida por completo, y este compromiso sólo puede ser entendido por el individuo que lo asume. El individuo, por lo tanto, tiene que estar siempre dispuesto para desafiar las normas de la sociedad en nombre de la mayor autoridad de un tipo de vida auténtica en el orden personal. Kierkegaard abogó por un "cambio de fe" en el modo de vida cristiano que, aunque incomprensible y lleno de riesgos, era el único compromiso que, según creía, podía salvar al individuo de la desesperación.
Nietzsche
Nietzsche, que no conocía el trabajo de Kierkegaard, transformó el pensamiento existencialista posterior a través de su crítica de las tradicionales suposiciones metafísicas y morales, y su adopción del pesimismo trágico y de la voluntad individual afirmadora de la vida que la opone a la conformidad moral de la mayoría. En oposición a Kierkegaard, cuyo ataque a la moral convencional le llevó a defender un cristianismo radical e independiente, Nietzsche proclamó la "muerte de Dios" y rechazó toda la tradición moral judeocristiana en favor de los heroicos ideales paganos.
Heidegger
Heidegger, al igual que Pascal y Kierkegaard, reaccionó en contra del intento de fundamentar la filosofía sobre una base conclusiva racionalista, en este caso la fenomenología del filósofo alemán del siglo XX Edmund Husserl. Heidegger afirmó que la humanidad se encuentra en un mundo incomprensible e indiferente. Los seres humanos no pueden esperar comprender por qué están aquí; en su lugar, cada individuo ha de elegir una meta y seguirla con apasionada convicción, consciente de la certidumbre de la muerte y del sin sentido último de la vida propia. Heidegger contribuyó al pensamiento existencialista al poner el énfasis en el ser y la ontología tanto como en el lenguaje.
Sartre
Sartre fue el primero en dar al término Existencialismo un uso masivo al utilizarlo para identificar su propia filosofía y ser el principal representante de un movimiento distinto en Francia que fue influyente a escala internacional después de la II Guerra Mundial. La filosofía de Sartre es atea y pesimista de una forma explícita; declaró que los seres humanos necesitan una base racional para sus vidas pero son incapaces de conseguirla y, por ello, la existencia de los hombres es "pasión inútil". No obstante, Sartre insistió en que el existencialismo es una forma de humanismo y resaltó la libertad, elección y responsabilidad humana. Con gran refinamiento literario, intentó reconciliar esos conceptos existencialistas con un análisis marxista de la sociedad y de la historia.
Existencialismo y teología
A pesar de que el pensamiento existencialista engloba el ateísmo absoluto de Nietzsche y Sartre y el agnosticismo de Heidegger, su origen en las meditaciones religiosas de Pascal y Kierkegaard hizo presagiar su gran influencia en la teología del siglo XX. El filósofo alemán del siglo XX Karl Jaspers, aunque rechazó las doctrinas religiosas ortodoxas, influyó en la teología moderna con su preocupación por la trascendencia y los límites de la experiencia humana. Los teólogos protestantes alemanes Paul Tillich y Rudolf Bultmann, el teólogo católico francés Gabriel Marcel, el filósofo ortodoxo ruso Nicolai Berdiáiev y el filósofo germano-judío Martin Buber heredaron muchas de las inquietudes de Kierkegaard, en particular respecto a la creencia de que un sentido personal de la autenticidad y el compromiso resulta esencial para la fe religiosa.
Existencialismo y literatura
Algunos filósofos existencialistas hallaron en la literatura el camino idóneo para transmitir su pensamiento, y el existencialismo ha sido un movimiento tan vital y amplio en literatura como en filosofía. El novelista ruso del siglo XIX Fiódor Dostoievski es quizá el mayor representante de la literatura existencialista. En Memorias del subsuelo (1864), el enajenado antihéroe está enfadado frente a las pretensiones optimistas del humanismo racionalista. La idea de la naturaleza humana que surge en esta y otras novelas de Dostoievski consiste en que es imprevisible, perversa y autodestructiva; sólo el amor cristiano puede salvar a la humanidad de sí misma, pero ese amor no puede ser entendido desde la sensibilidad filosófica. Como dice el personaje de Aliosha en Los hermanos Karamazov (1879-1880): "tenemos que amar la vida más que el significado de la misma".
En el siglo XX las novelas del escritor judío checo Franz Kafka, como El proceso (1925), El castillo (1926) y América(1927), presentan hombres aislados enfrentados a burocracias inmensas, laberínticas y genocidas; los temas de Kafka de la angustia, la culpa y la soledad reflejan la influencia de Kierkegaard, Dostoievski y Nietzsche. También se puede apreciar la influencia de Nietzsche en las novelas del escritor francés André Malraux y en las obras de teatro de Sartre. La obra del escritor Albert Camus está asociada a este movimiento debido a la importancia en ella de temas como el absurdo y futilidad de la existencia, la indiferencia del universo y la necesidad del compromiso en una causa justa. También se reflejan conflictos existencialistas en el teatro del absurdo, sobre todo en las obras de Samuel Beckett y Eugène Ionesco. En Estados Unidos, la influencia del existencialismo en la literatura ha sido más indirecta y difusa, pero se pueden encontrar trazas del pensamiento de Kierkegaard en las novelas de Walker Percy y John Updike, y varios temas existencialistas son evidentes en la obra de escritores como Norman Mailer, John Barth y Arthur Miller.
Temas principales
Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes a todos los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere un tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección.
Individualismo moral
La mayoría de los filósofos desde Platón han mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca de la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí… la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que uno ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales, objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. El filósofo alemán del siglo XIX Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales.
Subjetividad
Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y actuar según las convicciones propias son factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más alta que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros escritores existencialistas fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que la mayoría de los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las
materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han
sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia.
Elección y compromiso
Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Los existencialistas mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés del siglo XX Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.
Temor y angustia
Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó temor. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La palabra angustia posee un papel decisivo similar en el trabajo del filósofo alemán del siglo XX Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra náusea se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del universo, y la palabra angustia para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento.
Historia
El existencialismo, como movimiento filosófico y literario, pertenece a los siglos XIX y XX, pero se pueden encontrar elementos de existencialismo en el pensamiento (y vida) de Sócrates, en la Biblia y en la obra de muchos filósofos y escritores premodernos.
Pascal
El primero que anticipó las principales inquietudes del existencialismo moderno fue el filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal. Pascal rechazó el vigoroso racionalismo de su contemporáneo René Descartes, afirmando en sus Pensées (Pensamientos, 1670) que una filosofía sistemática que se considera capaz de explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo. Al igual que los escritores existencialistas posteriores, contempló la vida humana en términos de paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma paradoja y contradicción.
Kierkegaard
Kierkegaard, considerado como el fundador del existencialismo moderno, reaccionó contra el idealismo absoluto sistemático del filósofo alemán del siglo XIX Georg Wilhelm Friedrich Hegel, que afirmó haber encontrado un entendimiento racional total de la humanidad y de la historia. Kierkegaard, por el contrario, resaltó la ambigüedad y lo absurdo de la situación humana. La respuesta individual a esta situación tiene que ser vivir una existencia comprometida por completo, y este compromiso sólo puede ser entendido por el individuo que lo asume. El individuo, por lo tanto, tiene que estar siempre dispuesto para desafiar las normas de la sociedad en nombre de la mayor autoridad de un tipo de vida auténtica en el orden personal. Kierkegaard abogó por un "cambio de fe" en el modo de vida cristiano que, aunque incomprensible y lleno de riesgos, era el único compromiso que, según creía, podía salvar al individuo de la desesperación.
Nietzsche
Nietzsche, que no conocía el trabajo de Kierkegaard, transformó el pensamiento existencialista posterior a través de su crítica de las tradicionales suposiciones metafísicas y morales, y su adopción del pesimismo trágico y de la voluntad individual afirmadora de la vida que la opone a la conformidad moral de la mayoría. En oposición a Kierkegaard, cuyo ataque a la moral convencional le llevó a defender un cristianismo radical e independiente, Nietzsche proclamó la "muerte de Dios" y rechazó toda la tradición moral judeocristiana en favor de los heroicos ideales paganos.
Heidegger
Heidegger, al igual que Pascal y Kierkegaard, reaccionó en contra del intento de fundamentar la filosofía sobre una base conclusiva racionalista, en este caso la fenomenología del filósofo alemán del siglo XX Edmund Husserl. Heidegger afirmó que la humanidad se encuentra en un mundo incomprensible e indiferente. Los seres humanos no pueden esperar comprender por qué están aquí; en su lugar, cada individuo ha de elegir una meta y seguirla con apasionada convicción, consciente de la certidumbre de la muerte y del sin sentido último de la vida propia. Heidegger contribuyó al pensamiento existencialista al poner el énfasis en el ser y la ontología tanto como en el lenguaje.
Sartre
Sartre fue el primero en dar al término Existencialismo un uso masivo al utilizarlo para identificar su propia filosofía y ser el principal representante de un movimiento distinto en Francia que fue influyente a escala internacional después de la II Guerra Mundial. La filosofía de Sartre es atea y pesimista de una forma explícita; declaró que los seres humanos necesitan una base racional para sus vidas pero son incapaces de conseguirla y, por ello, la existencia de los hombres es "pasión inútil". No obstante, Sartre insistió en que el existencialismo es una forma de humanismo y resaltó la libertad, elección y responsabilidad humana. Con gran refinamiento literario, intentó reconciliar esos conceptos existencialistas con un análisis marxista de la sociedad y de la historia.
Existencialismo y teología
A pesar de que el pensamiento existencialista engloba el ateísmo absoluto de Nietzsche y Sartre y el agnosticismo de Heidegger, su origen en las meditaciones religiosas de Pascal y Kierkegaard hizo presagiar su gran influencia en la teología del siglo XX. El filósofo alemán del siglo XX Karl Jaspers, aunque rechazó las doctrinas religiosas ortodoxas, influyó en la teología moderna con su preocupación por la trascendencia y los límites de la experiencia humana. Los teólogos protestantes alemanes Paul Tillich y Rudolf Bultmann, el teólogo católico francés Gabriel Marcel, el filósofo ortodoxo ruso Nicolai Berdiáiev y el filósofo germano-judío Martin Buber heredaron muchas de las inquietudes de Kierkegaard, en particular respecto a la creencia de que un sentido personal de la autenticidad y el compromiso resulta esencial para la fe religiosa.
Existencialismo y literatura
Algunos filósofos existencialistas hallaron en la literatura el camino idóneo para transmitir su pensamiento, y el existencialismo ha sido un movimiento tan vital y amplio en literatura como en filosofía. El novelista ruso del siglo XIX Fiódor Dostoievski es quizá el mayor representante de la literatura existencialista. En Memorias del subsuelo (1864), el enajenado antihéroe está enfadado frente a las pretensiones optimistas del humanismo racionalista. La idea de la naturaleza humana que surge en esta y otras novelas de Dostoievski consiste en que es imprevisible, perversa y autodestructiva; sólo el amor cristiano puede salvar a la humanidad de sí misma, pero ese amor no puede ser entendido desde la sensibilidad filosófica. Como dice el personaje de Aliosha en Los hermanos Karamazov (1879-1880): "tenemos que amar la vida más que el significado de la misma".
En el siglo XX las novelas del escritor judío checo Franz Kafka, como El proceso (1925), El castillo (1926) y América(1927), presentan hombres aislados enfrentados a burocracias inmensas, laberínticas y genocidas; los temas de Kafka de la angustia, la culpa y la soledad reflejan la influencia de Kierkegaard, Dostoievski y Nietzsche. También se puede apreciar la influencia de Nietzsche en las novelas del escritor francés André Malraux y en las obras de teatro de Sartre. La obra del escritor Albert Camus está asociada a este movimiento debido a la importancia en ella de temas como el absurdo y futilidad de la existencia, la indiferencia del universo y la necesidad del compromiso en una causa justa. También se reflejan conflictos existencialistas en el teatro del absurdo, sobre todo en las obras de Samuel Beckett y Eugène Ionesco. En Estados Unidos, la influencia del existencialismo en la literatura ha sido más indirecta y difusa, pero se pueden encontrar trazas del pensamiento de Kierkegaard en las novelas de Walker Percy y John Updike, y varios temas existencialistas son evidentes en la obra de escritores como Norman Mailer, John Barth y Arthur Miller.
Características generales de la literatura de posguerra
CARACTERÍSTICAS GENERALES
LA LITERATURA DE POSGUERRA
-Temática y fondo ideológico
La crítica literaria
La guerra civil española: los que quedan en España y los que se exilian
La dictadura de Francisco Franco
Literatura "comprometida" que sirve fines sociales y políticos
La fantasía
El teatro del absurdo
El psicoanálisis; los sueños
Los -ismos: idealismo, surrealismo, neoclasicismo, neorromanticismo, gongorismo
Realismo y naturalismo
Filosofía existencialista
Religión: a) la duda; b) la religión mezclada con la sensualidad
Desdén de lo tradicional; el futuro
-Estética
Naturalidad de expresión; lenguaje preciso
Sencillez
Experimentación; libertad métrica
Indirección
La imagen
El mundo ideal
Imágenes vagas
Falta de sentimiento personal
La retórica
El sonido
La tragedia
-Ideal
Conciencia social y activismo político
Una mejor sociedad
La comunicación Inter subjetiva
La democracia
La libertad
-Política
1939-75 Dictadura de Francisco Franco
1975 Juan Carlos I (La restauración borbónica)
LA LITERATURA DE POSGUERRA
-Temática y fondo ideológico
La crítica literaria
La guerra civil española: los que quedan en España y los que se exilian
La dictadura de Francisco Franco
Literatura "comprometida" que sirve fines sociales y políticos
La fantasía
El teatro del absurdo
El psicoanálisis; los sueños
Los -ismos: idealismo, surrealismo, neoclasicismo, neorromanticismo, gongorismo
Realismo y naturalismo
Filosofía existencialista
Religión: a) la duda; b) la religión mezclada con la sensualidad
Desdén de lo tradicional; el futuro
-Estética
Naturalidad de expresión; lenguaje preciso
Sencillez
Experimentación; libertad métrica
Indirección
La imagen
El mundo ideal
Imágenes vagas
Falta de sentimiento personal
La retórica
El sonido
La tragedia
-Ideal
Conciencia social y activismo político
Una mejor sociedad
La comunicación Inter subjetiva
La democracia
La libertad
-Política
1939-75 Dictadura de Francisco Franco
1975 Juan Carlos I (La restauración borbónica)
Literatura de posguerra
El fin de la guerra civil, 1939, supone una ruptura cultural, una gran corte intelectual. A partir de entonces en España se crean dos literaturas: al del exilio y la del interior, que prácticamente vivirán incomunicadas casi hasta los años sesenta. La poesía es quien mas sufre esta ruptura ya que existía, como hemos visto, un grupo de poetas los del veintisiete que ya habían publicado importantes libros y casi todos ellos eligen el exilio.
Es curioso constatar cómo algunos de los fenómenos que aparecen en la post guerra ya se daban en los años anteriores a la contienda: adopción de formas métricas tradicionales, como el soneto (Lorca, Alberti, Gerardo Diego, Luis Rosales), o la aparición de la poesía religiosa (recordemos la revista alicantina El Gallo Crisis, donde empezó a escribir Miguel Hernández). A partir de 1939 se produce un empobrecimiento de esta rica tradición poética y la poesía de esos años podemos caracterizarla por la aparición de temas sacros o heroicos y por el alejamiento de las corrientes extranjeras, tan presente hasta entonces.
Los hitos más importantes son la aparición de la revista Garcilaso (1943), que defiende una poesía neoclásica, intimista y nacionalista aunque encontramos en ella dos tendencias, una que aboga por la poesía pura, el arte por el arte y otra que apoya una poesía lírica. La revista se caracterizó por su retórica trasnochada y por su insistencia en formas clásicas, como el soneto. El miembro más representativo de este grupo fue José Agustín Goytisolo vio así a estos "garcilasistas":
Es la hora, dijeron, de cantar los asuntos
maravillosamente insustanciales, es decir,
el momento de olvidarnos de todo lo ocurrido
y componer hermosos versos, vacíos, sí, pero, sonoros,
melodiosos como el laúd,
que adormezcan, que transfiguren,
que apacigüen los ánimos, ¡qué barbaridad!
Ésta es la historia, caballeros, de los poetas celestiales, historia clara y verdadera, y cuyo ejemplo no han seguido los poetas locos que, perdidos en el tumulto callejero, cantan al hombre, satirizan o aman al reino de los hombres, tan pasajero, tan falaz, y en su locura lanzan gritos, pidiendo paz, pidiendo patria, pidiendo aire verdadero.
En 1944, un año importante porque Vicente Aleizandre publica "Sombra del paraíso", Luis Cernuda "Como quien espera el alba" y Dámaso Alonso "Hijos de la ira". Libro de poesía existencial y de crítica social, antecedentes de la posterior poesía comprometida. Con poemas tan importantes como el inicial "Insomnio".
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las ultimas estadísticas)…
Mujer con alcuza :
¿Adónde va esa mujer,
arrastrándose por la acera,
ahora que ya es casi de noche,
con la alcuza en la mano?…
En la novela, los vencedores rompen con la tradición anterior. Podemos considerar que la historia de la Novela Española de la post guerra se inicia en 1942 con la publicación de "La familia de Pascual Duarte", de José Cela. Al igual que "Hijos de la ira", dicha novela pone de manifiesto lo más sórdido de la sociedad española del momento. Es una narración con reminiscencia clásicas en su estructura y procedimientos narrativos y tiene una clara relación con la picaresca. La obra cuenta facilita su existencia. Esta novela fue calificada de "tremendista", término que inventó
Antonio de Zubiaurre y que designaba al nuevo estilo realista "que acentuaba las tintas negras, la violencia y el crimen truculento, episodios crudos y a veces repulsivos, zonas sombrías de la existencia… respecto al lenguaje desgarro, crudeza y, en alguna ocasión, una cierta complacencia en lo soez".
En 1945, Carmen Laforet obtiene con "Nada" el primer Premio Nadal. La crítica de la época lo elogió mucho (Ignacio Agustí: "un gran libro", "un libro oportuno, de una oportunidad asombrosa"). La novela cuenta las andanzas de una joven, estudiante en la Universidad de Barcelona, en los primeros años de la post guerra, que convive con unos familiares desquiciados por la contienda. Así como sus intentos de evasión, al relacionarse con sus compañeros de estudios, lo que nos muestra un contraste de vidas y la final insatisfacción de la protagonista, Andrea. Esta obra habría que vincularse tanto al Existencialismo como al Neorrealismo, tan en boga en aquellos años en Europa.
Otra novela interesante es "El camino", de Miguel Delibes, publicada en 1950. En ella aparece un lenguaje nuevo y narra los recuerdos de infancia de un niño, Daniel, en un pequeño pueblo castellano. Novela costumbrista y con un final con mensaje conservador, pues, en la disyuntiva que se le ofrece al protagonista de ir a estudiar a la ciudad o seguir el oficio de su padre, quesero, el cura del pueblo responde con esta frase: "La felicidad no está, en realidad, en lo más alto, en lo más grande, en lo más apetitoso, en lo más excelso; está en acomodar nuestros pasos al camino que el Señor nos ha señalado en la Tierra. Aunque sea humilde". Novela, de todas las formas, de muy agradable lectura y con episodios realmente, graciosos.
Al comienzo de los años cincuenta aparecen cuatro preciosas novelas. En 1951, Rafael Sánchez Mazas publica "La vida nueva de Pedrito de Andía", que narra los años escolares y los amores infantiles de un hijo de la burguesía vasca de comienzos de siglo. Ese mismo año su hijo Rafael Sánchez Ferlosio publica "Alfanhuí", una extraña novela llena de imaginación y fantasía. Y un año de estante tradición nacional. Tres aspectos de esta novela pasaron luego a incorporarse a la novela social: la concentración del tiempo (dos días y una mañana), la reducción del espacio (Madrid, el café) y el protagonista colectivo.
Es curioso constatar cómo algunos de los fenómenos que aparecen en la post guerra ya se daban en los años anteriores a la contienda: adopción de formas métricas tradicionales, como el soneto (Lorca, Alberti, Gerardo Diego, Luis Rosales), o la aparición de la poesía religiosa (recordemos la revista alicantina El Gallo Crisis, donde empezó a escribir Miguel Hernández). A partir de 1939 se produce un empobrecimiento de esta rica tradición poética y la poesía de esos años podemos caracterizarla por la aparición de temas sacros o heroicos y por el alejamiento de las corrientes extranjeras, tan presente hasta entonces.
Los hitos más importantes son la aparición de la revista Garcilaso (1943), que defiende una poesía neoclásica, intimista y nacionalista aunque encontramos en ella dos tendencias, una que aboga por la poesía pura, el arte por el arte y otra que apoya una poesía lírica. La revista se caracterizó por su retórica trasnochada y por su insistencia en formas clásicas, como el soneto. El miembro más representativo de este grupo fue José Agustín Goytisolo vio así a estos "garcilasistas":
Es la hora, dijeron, de cantar los asuntos
maravillosamente insustanciales, es decir,
el momento de olvidarnos de todo lo ocurrido
y componer hermosos versos, vacíos, sí, pero, sonoros,
melodiosos como el laúd,
que adormezcan, que transfiguren,
que apacigüen los ánimos, ¡qué barbaridad!
Ésta es la historia, caballeros, de los poetas celestiales, historia clara y verdadera, y cuyo ejemplo no han seguido los poetas locos que, perdidos en el tumulto callejero, cantan al hombre, satirizan o aman al reino de los hombres, tan pasajero, tan falaz, y en su locura lanzan gritos, pidiendo paz, pidiendo patria, pidiendo aire verdadero.
En 1944, un año importante porque Vicente Aleizandre publica "Sombra del paraíso", Luis Cernuda "Como quien espera el alba" y Dámaso Alonso "Hijos de la ira". Libro de poesía existencial y de crítica social, antecedentes de la posterior poesía comprometida. Con poemas tan importantes como el inicial "Insomnio".
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las ultimas estadísticas)…
Mujer con alcuza :
¿Adónde va esa mujer,
arrastrándose por la acera,
ahora que ya es casi de noche,
con la alcuza en la mano?…
En la novela, los vencedores rompen con la tradición anterior. Podemos considerar que la historia de la Novela Española de la post guerra se inicia en 1942 con la publicación de "La familia de Pascual Duarte", de José Cela. Al igual que "Hijos de la ira", dicha novela pone de manifiesto lo más sórdido de la sociedad española del momento. Es una narración con reminiscencia clásicas en su estructura y procedimientos narrativos y tiene una clara relación con la picaresca. La obra cuenta facilita su existencia. Esta novela fue calificada de "tremendista", término que inventó
Antonio de Zubiaurre y que designaba al nuevo estilo realista "que acentuaba las tintas negras, la violencia y el crimen truculento, episodios crudos y a veces repulsivos, zonas sombrías de la existencia… respecto al lenguaje desgarro, crudeza y, en alguna ocasión, una cierta complacencia en lo soez".
En 1945, Carmen Laforet obtiene con "Nada" el primer Premio Nadal. La crítica de la época lo elogió mucho (Ignacio Agustí: "un gran libro", "un libro oportuno, de una oportunidad asombrosa"). La novela cuenta las andanzas de una joven, estudiante en la Universidad de Barcelona, en los primeros años de la post guerra, que convive con unos familiares desquiciados por la contienda. Así como sus intentos de evasión, al relacionarse con sus compañeros de estudios, lo que nos muestra un contraste de vidas y la final insatisfacción de la protagonista, Andrea. Esta obra habría que vincularse tanto al Existencialismo como al Neorrealismo, tan en boga en aquellos años en Europa.
Otra novela interesante es "El camino", de Miguel Delibes, publicada en 1950. En ella aparece un lenguaje nuevo y narra los recuerdos de infancia de un niño, Daniel, en un pequeño pueblo castellano. Novela costumbrista y con un final con mensaje conservador, pues, en la disyuntiva que se le ofrece al protagonista de ir a estudiar a la ciudad o seguir el oficio de su padre, quesero, el cura del pueblo responde con esta frase: "La felicidad no está, en realidad, en lo más alto, en lo más grande, en lo más apetitoso, en lo más excelso; está en acomodar nuestros pasos al camino que el Señor nos ha señalado en la Tierra. Aunque sea humilde". Novela, de todas las formas, de muy agradable lectura y con episodios realmente, graciosos.
Al comienzo de los años cincuenta aparecen cuatro preciosas novelas. En 1951, Rafael Sánchez Mazas publica "La vida nueva de Pedrito de Andía", que narra los años escolares y los amores infantiles de un hijo de la burguesía vasca de comienzos de siglo. Ese mismo año su hijo Rafael Sánchez Ferlosio publica "Alfanhuí", una extraña novela llena de imaginación y fantasía. Y un año de estante tradición nacional. Tres aspectos de esta novela pasaron luego a incorporarse a la novela social: la concentración del tiempo (dos días y una mañana), la reducción del espacio (Madrid, el café) y el protagonista colectivo.
Antecedentes: simbolismo y parnasianismo
El Simbolismo fue uno de los movimientos artísticos más importantes de finales del siglo XIX, originado en Francia y en Bélgica. En un manifiesto literario, publicado en 1886, Jean Moréas definió este nuevo estilo como «enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad y la descripción objetiva». El movimiento tiene sus orígenes en Las flores del mal, libro emblema de Charles Baudelaire. Los escritos de Edgar Allan Poe, a quien Baudelaire apreciaba en gran medida, fueron también un gran influyente en el movimiento, concediéndole la mayoría de imágenes y figuras literarias que utilizaría. La estética del Simbolismo fue desarrollada por Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine en la década de 1870. Ya para 1880, el movimiento había atraído toda una generación de jóvenes escritores cansados de los movimientos realistas. Fue definido en su momento como un movimiento oscuro y enigmático debido al uso exagerado de metáforas que buscaban evocar afinidades ocultas por medio de la sinestesia.
Simbolismo literario hispano
El simbolismo literario hispano, con algunos importantes antecedentes peninsulares como Gustavo Adolfo Bécquer y Salvador Rueda, se subsumió en un movimiento más general conocido como Modernismo, que empezó en Hispanoamérica. Se encuentra Simbolismo ya en los cubanos Julián del Casal y José Martí, en el colombiano José Asunción Silva, en el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y otros autores posrománticos americanos como el argentino Leopoldo Lugones, el uruguayo Julio Herrera y Reissig, José Antonio Ramos Sucre, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, Salvador Díaz Mirón, Guillermo Valencia, o el peruano, José María Eguren; el Nicaragüense Rubén Darío, gran introductor del Modernismo en España, lo asimiló y difundió. En España lo cultivaron Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Francisco Villaespesa y Ramón Pérez de Ayala entre los más importantes.
Parnasianismo
El parnasianismo fue un movimiento literario francés de la segunda mitad del siglo XIX (ca. 1860) creado como reacción contra el Romanticismo de Víctor Hugo, el subjetivismo y el socialismo artístico. Los fundadores de este movimiento fueron Théophile Gautier (1811-1872) y Leconte de Lisle (1818-1894).
La palabra es de origen griego y hace referencia a la cima del monte Parnaso donde estaban las musas inspiradoras, que eran diosas menores.
Con respecto al parnasianismo francés se formó en el año 1866 con motivo de la publicación de tres antologías poéticas tituladas: "El Parnaso contemporáneo". Figuraban allí poemas de Théophile Gautier, Leconte de Lisle, Théodore de Banville, Sully Prudhomme, Catulle Mendès, Albert Mérat a los que se les agregaban nombres de otros poetas que la historia del arte no clasificaría como parnasianos, entre ellos se encontraba Charles Baudelaire.
El Parnasianismo surge como una antítesis del Romanticismo y esta oposición tiene como causa lo que los parnasianos consideraban sus "excesos"; exceso de subjetivismo, hipertrofia del yo (crecimiento excesivo y anormal), exceso de sentimiento. De allí que los parnasianos preconizaran una poesía despersonalizada, alejada de los propios sentimientos y con temas que tuvieran que ver con el arte, temas de por si sugerentes, bellos, exóticos, con una marcada preferencia por la antigüedad clásica, especialmente la griega, y por el lejano Oriente.
En lo referido al estilo, los parnasianos cuidaban mucho la forma. Continente y contenido debían marchar de acuerdo. De esta manera, si los románticos demostraron una preocupación por los sentimientos, los parnasianos lo hicieron por la belleza.
El lema del parnasianismo era: el arte por el arte, arte visto como forma y no como contenido. Arte que estuviese comprometido con la realidad social.
Las características del parnasianismo son muchas. Entre ellas podemos encontrar que representa una reacción contra el subjetivismo poético y un desprecio contra la emoción poética. El escritor parnasianista busca la perfección mediante una poesía descriptiva.
El Parnasianismo francés, tuvo una influencia decisiva en la corriente literaria latinoamericana, el Modernismo. Siendo su principal exponente el poeta nicaragüense Rubén Darío.
Simbolismo literario hispano
El simbolismo literario hispano, con algunos importantes antecedentes peninsulares como Gustavo Adolfo Bécquer y Salvador Rueda, se subsumió en un movimiento más general conocido como Modernismo, que empezó en Hispanoamérica. Se encuentra Simbolismo ya en los cubanos Julián del Casal y José Martí, en el colombiano José Asunción Silva, en el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y otros autores posrománticos americanos como el argentino Leopoldo Lugones, el uruguayo Julio Herrera y Reissig, José Antonio Ramos Sucre, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, Salvador Díaz Mirón, Guillermo Valencia, o el peruano, José María Eguren; el Nicaragüense Rubén Darío, gran introductor del Modernismo en España, lo asimiló y difundió. En España lo cultivaron Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Francisco Villaespesa y Ramón Pérez de Ayala entre los más importantes.
Parnasianismo
El parnasianismo fue un movimiento literario francés de la segunda mitad del siglo XIX (ca. 1860) creado como reacción contra el Romanticismo de Víctor Hugo, el subjetivismo y el socialismo artístico. Los fundadores de este movimiento fueron Théophile Gautier (1811-1872) y Leconte de Lisle (1818-1894).
La palabra es de origen griego y hace referencia a la cima del monte Parnaso donde estaban las musas inspiradoras, que eran diosas menores.
Con respecto al parnasianismo francés se formó en el año 1866 con motivo de la publicación de tres antologías poéticas tituladas: "El Parnaso contemporáneo". Figuraban allí poemas de Théophile Gautier, Leconte de Lisle, Théodore de Banville, Sully Prudhomme, Catulle Mendès, Albert Mérat a los que se les agregaban nombres de otros poetas que la historia del arte no clasificaría como parnasianos, entre ellos se encontraba Charles Baudelaire.
El Parnasianismo surge como una antítesis del Romanticismo y esta oposición tiene como causa lo que los parnasianos consideraban sus "excesos"; exceso de subjetivismo, hipertrofia del yo (crecimiento excesivo y anormal), exceso de sentimiento. De allí que los parnasianos preconizaran una poesía despersonalizada, alejada de los propios sentimientos y con temas que tuvieran que ver con el arte, temas de por si sugerentes, bellos, exóticos, con una marcada preferencia por la antigüedad clásica, especialmente la griega, y por el lejano Oriente.
En lo referido al estilo, los parnasianos cuidaban mucho la forma. Continente y contenido debían marchar de acuerdo. De esta manera, si los románticos demostraron una preocupación por los sentimientos, los parnasianos lo hicieron por la belleza.
El lema del parnasianismo era: el arte por el arte, arte visto como forma y no como contenido. Arte que estuviese comprometido con la realidad social.
Las características del parnasianismo son muchas. Entre ellas podemos encontrar que representa una reacción contra el subjetivismo poético y un desprecio contra la emoción poética. El escritor parnasianista busca la perfección mediante una poesía descriptiva.
El Parnasianismo francés, tuvo una influencia decisiva en la corriente literaria latinoamericana, el Modernismo. Siendo su principal exponente el poeta nicaragüense Rubén Darío.
Literatura de vanguardia
Es la literatura de los años 1920 hasta 1940. Se llama de vanguardia porque se basa en el movimiento de vanguardia originado en Europa.
EL VANGUARDISMO
Es una corriente que viene de Europa y se caracteriza por una nueva sensibilidad que busca distintas formas experimentales, oponiéndose a las tradicionales. En la raíz de estos movimientos está la inseguridad humana por la crisis de una sociedad dividida entre tradicionalista y revolucionarios. Entre los movimientos de vanguardia destacados en América son: el creacionismo iniciado por Vicente Huidobro, el ultraísmo representado por Jorge Luis Borges y surrealismo que aparece en algunas composiciones de César Vallejo o Pablo Neruda. Estos movimientos no se limitaron a proponer un cambio formal en el lenguaje de la poesía. Por el contrario, desde los años que le siguen a 1920, la narrativa comienza a ser atendida con toda inquietud por algunos de los mismos escritores afiliados a los grupos de vanguardia. La década de 1920 a 1930 atestigua estos primeros intentos de escribir cuentos y novelas cuyo lenguaje, técnicas y témase salían completamente del trillado despotismo regionalista. Así ocurre, por ejemplo, con el narrador uruguayo Filiberto Hernández (1902), quien desde 1925 inicia el ciclo de unos textos inmensamente extraídos en su lenguaje y completamente despojados de color local en sus temas.
CARACTERÍSTICAS DEL VANGUARDISMO
El poeta vanguardista es un inconforme, ya que el pasado no sirve, hay que buscar un arte que responsa a esta novedad interna que vive el hombre, apoyándose en la novedad original que uno lleva por dentro
Es necesario abandonar los nuevos temas, ya que estas gestados careciendo de sustancia y no responden al hombre nuevo
En algunos movimientos vanguardistas hay una marcada tendencia a hacer plástica en la coloración de las palabras, para formar la obra literaria
En la poesía vanguardista se juega constantemente con el símbolo. Ciertos animales como el búho y el buitre son representación que recorre al poeta
Los poetas vanguardistas reaccionan contra las reglas tradicionales de la versificación, pero sus necesidades expresivas no se adaptan "a formas fijas" y necesitan una mayor libertad, ya que lo fundamental no va a ser lograr sonidos agradables, sino "la expresión adecuada de su mundo interior"
Reacción contra el modernismo, específicamente contra los imitadores de los maestros de esta corriente
Flujo y reflujo de las tendencias europeas. Los grandes cuadros de este período se nutren en la savia de su tierra y de su circunstancia humana
Conciencia social, casi todos los significativos poetas de este tiempo acusan en su poesía una conciencia social que los lleva a tomar posiciones frente al hombre y su destino.
Los nuevos temas
El nuevo lenguaje poético
La revolución formal, haciendo alarde el versolibrismo
Desaparición de la anécdota
Se proponen temas como el anti-patriotismo la deserción la existencia de los hombres reales de carne y hueso
El punto de vista del narrador es múltiple a lo que algunos se les dio por llamar simultaneidad de puntos de vista
Incorpora el ambiente a la acción y los hace indivisibles, por lo que va a existir "un vínculo estrecho entre el ambiente y los gustos de los personajes"
Profundiza en el mundo interior de los personajes, pues trata de presentarlos a través de sus más escondidos estados del alma
En este tipo de literatura no interesa el tiempo cronológico, sino el tiempo anímico
Se toma en cuenta el aspecto presentacional, pues, se limita a sugerir para que el lector complete, el autor exige la presencia de un lector atento que vaya desentrañando los hechos oscuros que se presentan y armando inteligentemente las piezas de ese rompecabezas de la novela de nuestro tiempo
EL VANGUARDISMO Y SUS ISMOS
Dentro de la corriente vanguardista se pueden tomar aquellos movimientos que surgen contra una corriente envejecida y proponen innovaciones radicales de contenido, lenguaje y actitud vital. Estos movimientos reciben el nombre de ismos, los cuales mencionaremos a continuación.
EL VANGUARDISMO
Es una corriente que viene de Europa y se caracteriza por una nueva sensibilidad que busca distintas formas experimentales, oponiéndose a las tradicionales. En la raíz de estos movimientos está la inseguridad humana por la crisis de una sociedad dividida entre tradicionalista y revolucionarios. Entre los movimientos de vanguardia destacados en América son: el creacionismo iniciado por Vicente Huidobro, el ultraísmo representado por Jorge Luis Borges y surrealismo que aparece en algunas composiciones de César Vallejo o Pablo Neruda. Estos movimientos no se limitaron a proponer un cambio formal en el lenguaje de la poesía. Por el contrario, desde los años que le siguen a 1920, la narrativa comienza a ser atendida con toda inquietud por algunos de los mismos escritores afiliados a los grupos de vanguardia. La década de 1920 a 1930 atestigua estos primeros intentos de escribir cuentos y novelas cuyo lenguaje, técnicas y témase salían completamente del trillado despotismo regionalista. Así ocurre, por ejemplo, con el narrador uruguayo Filiberto Hernández (1902), quien desde 1925 inicia el ciclo de unos textos inmensamente extraídos en su lenguaje y completamente despojados de color local en sus temas.
CARACTERÍSTICAS DEL VANGUARDISMO
El poeta vanguardista es un inconforme, ya que el pasado no sirve, hay que buscar un arte que responsa a esta novedad interna que vive el hombre, apoyándose en la novedad original que uno lleva por dentro
Es necesario abandonar los nuevos temas, ya que estas gestados careciendo de sustancia y no responden al hombre nuevo
En algunos movimientos vanguardistas hay una marcada tendencia a hacer plástica en la coloración de las palabras, para formar la obra literaria
En la poesía vanguardista se juega constantemente con el símbolo. Ciertos animales como el búho y el buitre son representación que recorre al poeta
Los poetas vanguardistas reaccionan contra las reglas tradicionales de la versificación, pero sus necesidades expresivas no se adaptan "a formas fijas" y necesitan una mayor libertad, ya que lo fundamental no va a ser lograr sonidos agradables, sino "la expresión adecuada de su mundo interior"
Reacción contra el modernismo, específicamente contra los imitadores de los maestros de esta corriente
Flujo y reflujo de las tendencias europeas. Los grandes cuadros de este período se nutren en la savia de su tierra y de su circunstancia humana
Conciencia social, casi todos los significativos poetas de este tiempo acusan en su poesía una conciencia social que los lleva a tomar posiciones frente al hombre y su destino.
Los nuevos temas
El nuevo lenguaje poético
La revolución formal, haciendo alarde el versolibrismo
Desaparición de la anécdota
Se proponen temas como el anti-patriotismo la deserción la existencia de los hombres reales de carne y hueso
El punto de vista del narrador es múltiple a lo que algunos se les dio por llamar simultaneidad de puntos de vista
Incorpora el ambiente a la acción y los hace indivisibles, por lo que va a existir "un vínculo estrecho entre el ambiente y los gustos de los personajes"
Profundiza en el mundo interior de los personajes, pues trata de presentarlos a través de sus más escondidos estados del alma
En este tipo de literatura no interesa el tiempo cronológico, sino el tiempo anímico
Se toma en cuenta el aspecto presentacional, pues, se limita a sugerir para que el lector complete, el autor exige la presencia de un lector atento que vaya desentrañando los hechos oscuros que se presentan y armando inteligentemente las piezas de ese rompecabezas de la novela de nuestro tiempo
EL VANGUARDISMO Y SUS ISMOS
Dentro de la corriente vanguardista se pueden tomar aquellos movimientos que surgen contra una corriente envejecida y proponen innovaciones radicales de contenido, lenguaje y actitud vital. Estos movimientos reciben el nombre de ismos, los cuales mencionaremos a continuación.
Literatura contemporánea
La literatura contemporánea engloba la producción literaria “occidental” (producida en Europa y América) durante la Edad Contemporánea, es decir, a partir de la época de las revoluciones (tanto la Americana como la Francesa). Es un concepto difícil de aplicar a la literatura dado la intrínseca imbricación de la mayoría de las obras con sus antecesoras históricas, pero en este caso es un concepto definido más por valores de originalidad y ruptura estética que por cuestiones puramente cronológicas. Al igual que el arte moderno, la literatura contemporánea -también llamada moderna- se conoce así no únicamente por haber sido escrita sobre todo a partir del siglo XIX, sino por romper drásticamente con lo anterior.
Esta literatura contemporánea ha vivido varios movimientos o estilos literarios bien definidos. El primero fue el romanticismo, un movimiento no sólo literario sino también cultural y político. El rechazo de la razón, la libertad como causa suprema, y el sentimiento por encima de todo crearon obras basadas en el predominio del “yo”, la evasión y la libertad formal. Goethe, Walter Scott, Lord Byron, José Zorilla, Espronceda o Mary Shelley son algunos de los autores más representativos de esta escuela.
Tan representativa fue la anterior que la siguiente etapa del movimiento literario se conoció como postromanticismo, aunque básicamente es un concepto artificial que designa al parnasianismo, el simbolismo y el decadentismo, tres “evoluciones” diferentes del anterior tronco romántico.
El siguiente movimiento unificado llegó a mediados del siglo XIX y se conoce como realismo o naturalismo. Fue a su modo una reacción a los excesos románticos; conservó el costumbrismo anterior pero se libró del sentimentalismo, la fantasía y la anarquía formal. Nació con él la novela social, reflejo literario de la nueva sociedad de clases, y la novela psicológica, preocupada de los temperamentos y las motivaciones. Dickens, Pérez Galdós, Dostoievski, Émile Zola y Flaubert son algunos de los autores más representativos del movimiento.
Tras ellos llega la experimentación propia del Modernismo, que aunque en España se ciñe a una serie de autores concretos (Rubén Darío, Valle-Inclán…), internacionalmente se conoce como el inicio de las vanguardias. El elitismo frente a la cultura de masas, la deconstrucción y la experimentación encontraron en Hemingway, Proust, Joyce, Beckett, o Virginia Woolf algunos de sus mejores exponentes.
Tras la Primera Guerra Mundial la literatura entró de lleno en las vanguardias. Primero con el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo, luego con una serie casi incontable de estilos personales y pura experimentación literaria. Jorge Guillén, Salinas, García Lorca, Luís Cernuda o Dámaso Alonso en España; Neruda, Huidobro y Mistral en Latinoamérica, Beaovir o Camus en la escena internacional son algunos de los más claros exponentes de este estilo.
Esta literatura contemporánea ha vivido varios movimientos o estilos literarios bien definidos. El primero fue el romanticismo, un movimiento no sólo literario sino también cultural y político. El rechazo de la razón, la libertad como causa suprema, y el sentimiento por encima de todo crearon obras basadas en el predominio del “yo”, la evasión y la libertad formal. Goethe, Walter Scott, Lord Byron, José Zorilla, Espronceda o Mary Shelley son algunos de los autores más representativos de esta escuela.
Tan representativa fue la anterior que la siguiente etapa del movimiento literario se conoció como postromanticismo, aunque básicamente es un concepto artificial que designa al parnasianismo, el simbolismo y el decadentismo, tres “evoluciones” diferentes del anterior tronco romántico.
El siguiente movimiento unificado llegó a mediados del siglo XIX y se conoce como realismo o naturalismo. Fue a su modo una reacción a los excesos románticos; conservó el costumbrismo anterior pero se libró del sentimentalismo, la fantasía y la anarquía formal. Nació con él la novela social, reflejo literario de la nueva sociedad de clases, y la novela psicológica, preocupada de los temperamentos y las motivaciones. Dickens, Pérez Galdós, Dostoievski, Émile Zola y Flaubert son algunos de los autores más representativos del movimiento.
Tras ellos llega la experimentación propia del Modernismo, que aunque en España se ciñe a una serie de autores concretos (Rubén Darío, Valle-Inclán…), internacionalmente se conoce como el inicio de las vanguardias. El elitismo frente a la cultura de masas, la deconstrucción y la experimentación encontraron en Hemingway, Proust, Joyce, Beckett, o Virginia Woolf algunos de sus mejores exponentes.
Tras la Primera Guerra Mundial la literatura entró de lleno en las vanguardias. Primero con el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo, luego con una serie casi incontable de estilos personales y pura experimentación literaria. Jorge Guillén, Salinas, García Lorca, Luís Cernuda o Dámaso Alonso en España; Neruda, Huidobro y Mistral en Latinoamérica, Beaovir o Camus en la escena internacional son algunos de los más claros exponentes de este estilo.
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